
La historia de la humanidad no puede contarse sin reconocer el impacto, la riqueza y la resistencia de la etnia negra. Desde las antiguas civilizaciones africanas hasta la diáspora forzada a través del Atlántico, la presencia negra ha dado forma a los cimientos culturales, económicos y sociales del mundo. Y si bien esta influencia es global, en Panamá adquiere una profundidad y una vigencia particular que merece ser contada, celebrada y comprendida.
Una mirada global: la diáspora africana como fuerza cultural
La etnia negra, o afrodescendiente, representa una diversidad que va mucho más allá de los estereotipos. África es el continente con mayor diversidad étnica y lingüística del planeta, y sus hijos y descendientes, forzados o voluntarios, han llevado esa riqueza a todos los rincones del mundo. Hoy, se calcula que hay más de 200 millones de afrodescendientes en América Latina y el Caribe, y más de 1.400 millones de personas viven en el continente africano.
Las contribuciones de las personas negras son inconmensurables: desde las raíces del jazz, el blues y la samba, hasta la filosofía ancestral africana, la medicina tradicional, la literatura postcolonial, la moda, el deporte, el activismo por los derechos civiles y mucho más. Sin embargo, su historia también está marcada por siglos de esclavitud, discriminación y exclusión, elementos que aún hoy exigen visibilización, justicia y reparación.

Panamá: tierra de encuentros, raíces y resistencia
Panamá es un punto neurálgico de la historia afrodescendiente en América. Por su ubicación estratégica, el país ha sido cruce de culturas durante siglos, y la presencia africana se remonta a los inicios de la colonización española en el siglo XVI. Miles de personas fueron traídas desde África Occidental como esclavizadas para trabajar en la construcción, la agricultura y el transporte de mercancías entre los océanos.
Pero la historia de la etnia negra en Panamá no termina allí. A finales del siglo XIX y principios del XX, llegaron miles de trabajadores antillanos (principalmente de Jamaica, Barbados y Trinidad) contratados para trabajar en la construcción del ferrocarril y, más tarde, del Canal de Panamá. Estos afroantillanos trajeron consigo sus lenguas (como el inglés criollo), sus religiones (como el anglicanismo y el rastafarismo), su música (calipso, mento, soca) y una fuerte tradición comunitaria que dejó huella en el tejido social panameño.

30 de mayo: Día de la Etnia Negra Nacional
Desde el año 2000, Panamá conmemora el 30 de mayo como el Día de la Etnia Negra Nacional, una fecha que reconoce oficialmente la enorme contribución de las comunidades negras al desarrollo y la identidad del país. Durante todo el mes de mayo, conocido como el Mes de la Etnia Negra, se organizan desfiles, foros académicos, ferias culturales, concursos de poesía y exposiciones que celebran las raíces africanas y afroantillanas.
Es un momento clave para visibilizar la historia, las luchas y los aportes de estas comunidades, así como para fomentar la educación antirracista y la valoración de la diversidad cultural en las escuelas y en la sociedad en general.

Una cultura vibrante que vive y evoluciona
La influencia de la etnia negra en Panamá es profunda y palpable:
Estadísticas y desafíos actuales
Según el Censo Nacional de 2020, aproximadamente el 9.2% de la población panameña se identifica como afrodescendiente, aunque muchas organizaciones estiman que la cifra real podría ser mayor debido a la falta de autorreconocimiento o a la mezcla cultural. Las principales provincias con alta concentración de población afrodescendiente son Colón, Panamá, Bocas del Toro y Darién.
A pesar de su rica herencia cultural, la población negra en Panamá aún enfrenta retos significativos: desigualdad socioeconómica, estigmatización, acceso limitado a la educación superior y a empleos de calidad, y subrepresentación en los medios y en la política. Por ello, la conmemoración del 30 de mayo no debe ser solo festiva, sino también reflexiva y reivindicativa.
Curiosidades que quizás no sabías

Celebrar la negritud es celebrar la humanidad
Reconocer la importancia de la etnia negra no es un acto de caridad ni una concesión cultural: es una deuda histórica y una necesidad social. En Panamá y en el mundo, las comunidades afrodescendientes han resistido, creado, aportado y transformado cada rincón por donde han pasado. Honrar esa historia es clave para construir un futuro más justo, diverso y equitativo.
Que mayo y cada día del año sea una oportunidad para aprender, reconocer y celebrar la herencia africana que habita en nuestras comidas, músicas, palabras, rostros e historias.






